De aquí al 2020, el diagnóstico y el tratamiento de enfermedades infecciosas y metabólicas, patologías del sistema cardiovascular y neurológico y determinados tipos de cáncer será mucho más fácil y eficaz con los últimos avances en nanotecnología.
Éstas fueron algunas de las cuestiones que se debatieron durante la Jornada Biomed, organizada por la Fundación Garrigues y la Fundación Sanitas y que se celebró el pasado 24 de septiembre.
Hoy en día existen muchos productos generados con nanotecnología, la mayoría para usos industriales, aunque las investigaciones más avanzadas se registran en el campo de la medicina y la biología. Según datos de Lux Research, a nivel mundial el mercado de la nanotecnología movía ya en 2006 11.800 millones de dólares en esfuerzo investigador y 50.000 millones de dólares en productos que incorporan nanotecnologías, cifra que está previsto que alcance los 2,9 billones de dólares en 2014.
Durante la jornada, expertos en la materia presentaron una visión multidisciplinar sobre la nanotecnología, un campo científico que Antonio Garrigues Walker, presidente de la Fundación Garrigues, calificó de “fascinante y con un gran potencial, sobre todo en el campo sanitario, pero que todavía es un gran desconocido para el gran público e, incluso, para el mundo jurídico”.
Una opinión que comparte Ana Morato, directora general de la Fundación OPTI (Observatorio de Prospectiva Tecnológica Industrial), que califica la nanotecnología como “la fuente de innovación por antonomasia del siglo XXI: un modelo de ciencia transdisciplinaria, que significa el auténtico paso de la ingeniería mecánica a la biología molecular pues permite manipular átomos y moléculas para crear nuevas superficies, materiales, mecanismos y sistemas”.
Muchos expertos consideran la nanotecnología como el motor de la próxima revolución industrial. Para Josep Samitier, rector de la Universidad de Barcelona y coordinador de la Plataforma Tecnológica Española de Nanomedicina, la nanotecnología va a suponer un gran avance en el campo de la salud pero no hasta el punto de revolucionar la medicina tal y como la conocemos, en ningún caso va a significar alcanzar la inmortalidad, como se ha vendido en algunos medios.
Aunque ya se está trabajando en implantes musculares, nanorobots, microsensores cutáneos, visión artificial , miembros biónicos y músculos artificiales aún queda mucho para que la nanotecnología cree materiales inteligentes que reemplazarán y mejorarán cualquier parte del
cuerpo humano.
Para hacer llegar todos esos avances al gran público, desterrando teorías imposibles y evitando la creación de falsas expectativas, más cercanas a la ciencia ficción que a la realidad, Ana Morato ve necesaria la creación de la figura del divulgador científico, que no sólo trabajaría como mediador entre la comunidad científica y la prensa especializada sino que contribuiría -como bien pedía Antonio Garrigues al inicio de la jornada- “a generar a todos los niveles una muy necesaria curiosidad intelectual”.
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